XXVI

El reloj marco las 5:45 AM, el ruido arisco de una alarma le interrumpe el sueño. Se lava la cara, se viste de prisa y comienza así su día. Rutinas perfectas que llevaron tiempo desarrollar, pero ahora su cuerpo las lleva a cabo a la perfección, sin siquiera preguntarle al sentido. Toma café antes de salir al gimnasio, hace tiempo descubrió la maravilla de sofocarse en una de esas maquinas modernas que te hacen caminar por millas sin moverte de ahí. Lo disfruta.
- 7:00 AM ya de vuelta en casa. El se ha despertado; su radiante sonrisa, un beso en la frente y un “buenos días mi amor” son el desayuno diario. Hablan de noticias, de citas importantes, de clientes, de política, del color del traje, de que les va y no le va, de que si es de temporada pasada y que si necesitan ir de compras. Ella es toda “cosmo”, el “metro-sexual”. Se despiden… es hora ir a trabajar.
- 8:10 AM, se entretiene con su Blackberry para poder soportar el agobiante embotellamiento de la hora pico. Notas, citas, almuerzos…trata de ponerse al día antes de llegar a la oficina. De pronto algo la aturde, su calendario le avisa que era otra vez ese día. Un 26 de ese mes. Nunca había podido olvidarlo, hacia ya mas de 5 años.

Otra vez a casa, otro día que casi termina. Una ducha fría, y frente a una cena insípida. Discuten lo acontecido en el día, ambos falsamente interesados. Ella sigue pensando: hoy es 26.

En la cama unos labios fríos recorren su espalda, unos dedos inquietos hurgan su interior. Siente unos besos que vagan por su cuello, y escucha la respiración sofocada del otro cuerpo con quien comparte el espacio. Sus senos son deleitados por su amante, una lengua traviesa le acaricia cuerpo… se dirige al sur. Su piel se impregna de sudor, saliva y sexo. Luego sin permiso el irrumpe en ella, la arropa con caricias, ella sigue ausente. Inmóvil yace en la cama, incapaz de amar. Su mente se niega a corresponder el acto, sigue pensando: hoy es 26.