Me alegra que sepas que has errado y que es tiempo de enmendar. Me traiciona este sentimiento absurdo y otra vez siento flotar en ese cielo de satisfacción, que me hace sentir tan libre…
Y en un cuarto a media luz, te desvisto despacio. Como para hacer ese momento eterno. La caricia de mi ropa desplazándose hasta el suelo me eriza la piel, y un viento frió me roza haciéndome sentir vulnerable ante tu cuerpo.
Tu respiración sobre mi cuello, y unas manos suaves que trazan figuras sobre mi espalda. Una lengua que traviesa apacigua este corazón que late a más no poder, mientras recorre cada espacio de mi piel hasta hundirse adentro, allí en mi fuente de vida.
Inerte, anhelo la capacidad de reaccionar, pero no puedo. Y me sumo en un manto de gozo, impotente ante tu capacidad de amarme. “Y es que no sabes lo que tu me haces sentir” cuando al oído me relatas como me has extrañado, cuanto me has anhelado...cuando me cuentas paso a paso tus ideas para conmigo.
Luego irrumpes en mí, y tu cuerpo prentende escribir con movimientos deleitantes que te hice falta, que me deseas, que en ese instante soy tu razón de ser. Y te siento en mis entrañas, y anhelo que ese éxtasis me dure toda la vida. Trato de evitar que me abandones, pero tu sexo me avisa que ya es hora. Y muero contigo en ese limbo de placer.
Respiro, te miro, me acuerdo de lo que es sentirte aquí, y se desvanecen mis dolores, y se me olvida lo que pasa y recuerdo porque......................................
te quiero así.